El domingo 19 de marzo de 1989, la versión impresa de El País contenía un
artículo de Luis Prados, titulado: Criticar al crítico el encabezado anunciaba:
Los escritores reclaman una lectura más creativa y menos parcial de sus
obras. En él, se reunían varias opiniones de profesionales literarios (como el
novelista Julio Llamazares, Juan Marsé, Lourdes Ortiz, Francisco Ayala o
Fernando Savater por mencionar algunos) que evidenciaban
consideraciones, acciones que, para ellos, afectaba en negativo la práctica
de la crítica literaria.
No recuerdo cómo fue que di con este escrito, sin embargo, pensé que las
preocupaciones descritas podrían ser aplicadas a la crítica de arte. Frases
como:
Los escritores españoles, que coinciden en que ésta -la crítica- debe
orientar al público y ser creativa, la repudian en la actualidad por su
afán clasificatorio y su conversión en simple, gacetilla partidista.
O la rotunda declaración de Juan Marsé que dice:
La crítica literaria que se hace en España es aburrida y fría.
Generalmente son textos que diseccionan, analizan y etiquetan, pero
raramente iluminan o conmueven. Hay una tendencia a etiquetar
antes que a informar. Echo de menos una crítica más creativa, más
sugestiva, capaz de transmitir al lector los latidos emocionales de la
novela y no tanto su carpintería. Veo al crítico actual excesivamente
metido a fontanero.
Hacen evidente la necesidad de repensar la función de la crítica en el ámbito
cultural contemporáneo. Han pasado 30 años de esta nota, y aún seguimos
“criticando al crítico” porque dudamos de su cometido. El curso “La crítica de arte
como herramienta discursiva y creativa” reflexionará en cuatro sesiones de
manera teórica y práctica sobre la necesidad de reconstruir una metodología
flexible para ejercer la crítica de arte.
El artículo «Criticar al crítico» puede ser consultada en: https://elpais.com/diario/1989/03/19/cultura/606265205_850215.html