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Interesante reflexión de Marcela Römer en A*DESK

Señores, el arte es otra cosa. Si el arte es este relato cauteloso esta totalmente muerto y enterrado y debemos dedicarnos a otra cosa. Si el arte cuida las normas establecidas, no sirve como agente cuestionador de absolutamente nada. Claro, para los conservadores el cuestionamiento constante es una molestia absoluta, porque cuando se deliberan las razones éstas se mueven y deben cambiar. Es necesario pensar las formas desde diferentes ángulos de análisis y esto es más complicado que observar el propio museo limpio, estable y prolijo.

Si el arte no acciona en forma de cuestionamiento constante es lo mismo que pensar que mañana nos vamos a levantar en el mismo día de hoy y pasado mañana también, como esa fantástica película norteamericana titulada “Groundhog day» (1993) con Bill Murray. Es posible que la idea de un arte con poco movimiento, o semi fenecido, no les estremezca a los conservadores como a los que no lo somos. El desasosiego en el arte, para algunos es un motor, para otros una imposibilidad. El mundo internacional del arte está virando hacia un horizonte conservador, eso es lo que usualmente generan las crisis económicas fuertes. El coleccionismo prefiere comprar más seguro que incentivar lo que podría llegar a ser un buen artista que aun no lo es. El problema con esta coyuntura es que si lo conservador invade totalmente el ambiente del arte éste puede perecer en su transcurrir y en su impulso constructor.

No os perdáis la entrada completa en  No seamos marmotas – A*DESK.

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