Llevo tiempo pensando en iniciar una serie de posts con fotógrafos que trabajan con luz artificial en la naturaleza y posponiéndolo perezosamente. Pero el otro día me encontré en Mrs. Deane con el trabajo Electric Mountains, de Thomas Kneubüler, y lo interpreté como una clarísima señal de los dioses de que ya era hora de que empezara con el asunto. Allá vamos.
Sobre el proyecto dice el autor: «La primera vez que estuve en Canadá, recuerdo que iba conduciendo por la autopista cuando me encontré con una montaña llena de luces. Me pareció un paisaje surrealista, como si fuera una instalación, o un proyecto de land-art. Más tarde me enteré de que esta montaña, que estaba iluminada con 500.000 watios de luz, se utilizaba para hacer esquí nocturno. Me dejó atónito»

Thomas Kneubühler, Electric Mountains, 2009
Desde el punto de vista de la sostenibilidad, el asunto es apabullante. Las imágenes son bellísimas, pero quizás no deberían serlo ¿debería existir un cierto decoro a la hora de fotografiar determinados temas? (tema eterno, lo sé)

Thomas Kneubühler, Electric Mountains, 2009
Pero hay que reconocer, como iremos viendo poco a poco, que la combinación de luz artificial con espacios naturales tiene algo. Los dota de una bella artificialidad que hace que los sintamos más nuestros (¿más nuestros cuanto más artificiales? da que pensar).
En fin, ya me diréis.
(más fotos de la serie aquí)